miércoles, 27 de febrero de 2013

jueves, 21 de febrero de 2013

jueves, 14 de febrero de 2013

EDELWEISS




EDELWEISS

Se esconde bajo la apariencia de una sola flor, cuando en realidad es un conjunto de diminutas florecillas que han evolucionado y crecen agrupadas para sobrevivir.





Su aparente fragilidad sólo es un espejismo tras el que se oculta una flor increíblemente resistente, capaz de sobrevivir a más de 3.000 metros de altitud y soportar las temperaturas extremas de las montañas alpinas. Crece de forma natural por encima de los 1.500 metros, en paredes y pendientes calcáreas o sobre rocas, en aquellas hendiduras que reciben una pequeña dosis de luz solar.

Se la considera un símbolo de valor y coraje. La leyenda más extendida cuenta que los hombres que pretendían probar su amor tenían que subir más de 2.000 metros para conseguir una y entregarla a su amada.

También se dice que tomó su color de la luna, y que es capaz de huir de los esfuerzos de los hombres que la persiguen, elevándose cada vez más en la montaña. Representa el honor, el mundo de los sueños y el amor eterno, que nunca se secará. Su imagen es considerada como el reflejo perfecto de una belleza extraña y sosegada. En el lenguaje de las flores, edelweiss significa 'escríbeme'.



PEIRÓN DE SAN VICENTE "EL ALTO" en Calatayud



 PEIRÓN DE SAN VICENTE


El peirón (término aragonés)  también denominado pairón,  es un  pilar o monolito construido en piedra o ladrillo que se sitúa generalmente a la salida de los pueblos o en cruces de caminos.

No se sabe exactamente su origen. Seguramente se encuentra en la  necesidad ancestral del ser humano  de marcar lugares, ya sea con fin práctico o espiritual. En un principio  serían simples palos clavados en el suelo con piedras amontonadas en su base.
Se habla de un origen prerromano y servirían  para establecer lindes territoriales, indicar puntos de especial significado, o bien actuarían como referencia orientativa para los caminantes.
En época romana era costumbre dejar piedras a los pies de los altares de los dioses, principalmente a Mercurio (dios de los caminos).
La llegada del cristianismo los reconvertiría  en puntos de culto o en votivos para conmemorar algún acto o milagro.
Su valor tiene más carácter antropológico, religioso o cultural que puramente artístico.